Sexting: qué es, para qué sirve, cuándo es delito y cuándo es positivo

Aunque el sexting puede ser una práctica divertida siempre que se le dé un buen uso, lo cierto es que conlleva una serie de riesgos que pueden provocar problemas muy graves a las personas que envían contenido sexual. Por ello, a continuación vamos a contarte todo lo que tienes que tener en cuenta acerca del sexting.

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¿Qué es el sexting?

El sexting consiste en mandar o recibir imágenes o vídeos de tipo sexual por el móvil, las redes sociales o cualquier medio electrónico. Sexting es el acrónimo de sex y texting.

Esta es una práctica de la que se habla desde mediado de la década de los 2000, y que ha ido en aumento a medida que las personas se han ido familiarizando con las nuevas tecnologías digitales e incluyéndolas en su día a día.

Para qué sirve el sexting: ¿es positivo o conlleva riesgos?

Aunque se puede hacer sexting con distintos fines, es evidente que esta es una práctica de índole sexual en todo caso. Las personas pueden enviarse contenido sexual para despertar el deseo de otras personas con el objetivo de terminar teniendo relaciones sexuales, o solo como un juego.

También pueden hacerlo porque se encuentren en la distancia y no tengan la posibilidad de tener un encuentro íntimo próximamente. Existen también muchas aplicaciones para conocer gente con la que establecer contacto con fines sexuales, en las que el sexting es una de las prácticas más habituales.

Es decir, el sexting tiene muchas posibles finalidades, y se puede utilizar tanto entre personas que se conocen como entre otras que no. Bien utilizado no tiene por qué ser peligroso, entendiéndose que hay un buen uso cuando se hace entre personas adultas y ambas consienten.  

Sin embargo, aun en el mejor de los casos, enviar un archivo sexual a otra persona puede conllevar algún riesgo. Por ejemplo, la posibilidad de equivocarse y enviárselo a otra persona, o que un tercero pueda tener acceso al dispositivo del otro en algún momento. Por ello, antes de hacer sexting, hay que asumir que esta es una práctica que tomando precauciones puede ser bastante segura, pero nunca al 100%.

Además, por mucho que creamos conocer a la otra persona, nunca podemos tener la certeza absoluta de lo que esta hará con lo que le hayamos enviado. Hay muchos casos de lo que se conoce como revenge porn (porno de venganza).

El peligro del sexting entre jóvenes

Si como hemos dicho el sexting puede llegar a ser más seguro entre adultos, el tema es más delicado cuando tiene lugar entre personas jóvenes. En este caso hablamos de sexting primario, si se produce con consentimiento, y sexting secundario, que es aquel en el que se difunde el contenido a terceras personas sin que la otra parte haya prestado su consentimiento.

Incluso se producen casos de sextorsión, cuando se utilizan las imágenes o vídeos para chantajear a la otra persona. En casos como estos, el sexting puede tener secuelas psicológicas graves para la persona que ha sufrido un mal uso de su contenido sexual.

Por otro lado, el sexting en ocasiones va asociado a situaciones de ciberbylling entre otras, y por desgracia a veces estas historias tienen un final bastante duro. Existen también casos de grooming, que se refieren al acoso sexual de un adulto a un menor, que pueden tener estar relacionadas con prácticas de sexting también.

¿Cuándo se castiga el sexting por un delito del Código Penal?

Practicar sexting se convierte en delito sexual cuando se comparte el contenido privado con terceras personas sin el consentimiento del otro. También puede serlo cuando un adulto lo realiza con personas menores de edad, ya que en este caso existe la posibilidad de estar cometiendo un delito de pornografía infantil y corrupción de menores.

¿Qué hay que hacer para denunciar el sexting?

Las personas que sufran problemas relacionados con el sexting, por ejemplo porque estén sufriendo chantaje o porque se esté compartiendo sus imágenes y vídeos sin su consentimiento, deben interponer una denuncia en una comisaría de policía.

Para ello es importante que reúnan todas las pruebas que puedan. Por ejemplo, si es una persona a la que se la está extorsionando, debería capturar o grabar todos los mensajes que reciba, ya que servirán de prueba cuando se celebre un juicio.

También es fundamental parar la difusión del contenido entrando en contacto con los responsables de aquellas redes sociales o páginas web en las que se hayan publicado. En estos sitios suele haber alguna manera de denunciar prácticas como estas y tratar así de frenarlas.

Y cuando se hayan realizado todas estas actividades, habrá que poner la denuncia ante la policía.

¿Cómo evitar los riesgos que conlleva el sexting?

Sin duda alguna, lo ideal es no compartir contenido de índole sexual. Como hemos explicado antes, mandar fotos o vídeos sexuales siempre conlleva algún riesgo, por mínimo que este sea.

Pero obviamente, los adultos tienen todo el derecho a hacer con su intimidad lo que deseen siempre que no causen un daño a un tercero, y por ello pueden realizar prácticas relacionadas con el sexting libremente.

Ahora bien, antes de hacerlo es importante pensárselo bien, y por supuesto tomar todas las medidas que se puedan para que suponga el mínimo riesgo. Entre ellas, asegurarse de que se envía el archivo a la persona a la que se quiere mandar, comprobándolo muy bien antes de dar el paso.

Una posibilidad muy útil es utilizar aplicaciones que aseguren la privacidad, permitiendo borrar los contenidos compartidos una vez enviados. No obstante, hay que tener en cuenta que la persona que ha recibido el contenido puede haberlo trasladado ya a otro sitio al que no se pueda acceder.

En lo que respecta a los menores de edad, es fundamental inculcarles una buena educación sexual, y hablarles claramente de los riesgos que conlleva compartir contenido sexual a través de los medios electrónicos. Los menores han nacido ya con las nuevas tecnologías muy presentes en sus vidas, y por eso para ellos su uso es mucho más natural que para personas de mayor edad. De ahí que haya que abrirles los ojos especialmente respecto al mal uso de estos medios.

María Gil

Es licenciada en Derecho en 2014 y tiene el Máster en Abogacía desde 2016. Por otra parte, trabaja desde 2015 redactando artículos en medios digitales y jurídicos. Dudaslegislativas le ha brindado la oportunidad de compaginar su vocación jurídica con la pasión por el mundo de Internet. Redes sociales: Twitter y Linkedin.